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Cuestionario Finestres
Noemí Sabugal
por
Finestres
25.05.2021

Treinta y seis preguntas a la autora de Hijos del carbón (Alfaguara) aprovechando su visita a Finestres.

¿En qué momento de tu vida has sido más feliz?

No ha habido ningún momento muy desgraciado, excepto por las muertes de mis abuelos. Voy manteniendo las reservas de alegría.

¿Cuál es tu mayor temor?

Que las personas que quiero sufran. Su dolor, su muerte.

¿Cuál es tu primer recuerdo?

Tengo uno que no sé si es real o me lo he inventado, como ocurre con estas cosas: soy muy pequeña, llevo un vestido y me meto en un charco a chapotear.

¿A qué persona (viva) admiras más y por qué?

Soy poco mitómana. Ahora mismo admiro muchísimo a todos los científicos que están trabajando con las vacunas y a todos los sanitarios que nos están curando y cuidando.

¿Cuál es el rasgo que menos te gusta de ti misma?

Hay más de uno. Pero me gustaría tener más paciencia y más arrojo.

¿Cuál es el rasgo que menos suele gustarte de los demás?

También hay más de uno. La arrogancia, tal vez. Pero hay cosas peores: no olvidemos los perfiles sádicos.

¿Dónde te gustaría vivir?

Me gustaría conocer muchos países y vivir en ellos un tiempo. Pero esa vida es difícil de mantener.

¿En qué época histórica te gustaría haber vivido?

A ver, soy mujer, me quedo con ésta. Pero la respuesta no vale para cualquier país.

¿Qué te deprime?

Por no estar hasta mañana, voy a decir una cosa menor: las despedidas.

Haznos una pequeña lista de tus libros o autores favoritos.

Una lista pequeña e incompleta: El gran cuaderno, de Agota Kristof; La Regenta, de Clarín; Fortunata y Jacinta, de Galdós; Nada, de Carmen Laforet; Los santos inocentes, de Delibes; Madame Bovary, de Flaubert; Últimas tardes con Teresa, de Marsé; los cuentos de Alice Munro, Lorrie Moore, Lucia Berlin y Flannery OConnor; los cuentos de Ray Bradbury y Philip K. Dick; los poemas de Lorca, de Antonio Gamoneda e Idea Vilariño; Shakespeare, Kafka, Chejov, Rulfo, Cortázar, Ginzburg, Nabokov, Hrabal; Leila Guerriero, Svetlana Alexievich y Martín Caparrós; Annie Ernaux y Amélie Nothomb; Maus, de Art Spiegelman; Persépolis, de Marjane Satrapi; Regreso al edén, de Paco Roca; Todas estamos bien, de Ana Penyas. Y mejor voy a dejarlo aquí.

Haznos una pequeña lista de tus libros o autores más odiados.

Hay tantos libros y autores buenos que para qué hablar de los malos.

¿Cómo ordenas tu biblioteca?

No está demasiado ordenada. Sólo tengo una pequeña ordenación por temas: poesía, ensayo, novela y cómic. El resto van encontrando su hueco por las estanterías.

¿Si pudieses ser un personaje de ficción, quién serías?

Los que más me gustan no hacen más que sufrir. Así que escogería a un secundario. El bufón del rey Lear, por ejemplo, que es el único que puede decir algunas verdades y burlarse de todos.

¿Tienes unos zapatos favoritos?

No, pero tengo unas botas negras de cuero que me pongo muchísimo.

¿Cuál es tu olor favorito?

Algunos de la naturaleza.

¿Y tu comida?

Huevos fritos, con puntilla si puede ser.

¿Y tu bebida?

Agua. Café.

¿Cómo te defines políticamente?

Voto con la mano en la que llevo el reloj. La izquierda.

¿Qué es lo que menos te gusta de tu aspecto?

No me importa mucho, la verdad. Pero estaría bien no ser miope y que se me olvidara el primer gesto del día: palpar la mesita en busca de las gafas.

¿Cuál es tu placer culpable?

A no ser que sientas placer en el crimen o en herir a los demás, no hay placer culpable.

¿Qué les debes a tus padres?

Una infancia feliz. No es poco.

¿A quien invitarías a tu fiesta ideal?

A mis amigos. Pero por fantasear, me gustaría que viniese Big Mama Thornton para darnos un concierto. He escrito un libro sobre ella y para esa fiesta ideal estaría genial que resucitara.

¿Qué palabras o muletillas usas más a menudo?

Bueno, no sé.

Cuéntanos el momento más vergonzoso de tu vida.

Seguro que lo he sepultado en la memoria. Pero recuerdo que, de niña, una profesora me pilló imitándola.

Si pudieses cambiar tu pasado, ¿Qué cambiarías?

No tengo grandes arrepentimientos. Viajaría más.

¿Cuándo fue la última vez que lloraste, y por qué?

Va a parecer una contradicción: lloro poco pero soy de lágrima fácil. Me emociono con poca cosa, así que alguna caería con una película vista hace poco.

¿Cómo te relajas?

Leyendo. Con una ducha. Bailando. Tomando una cerveza con los amigos.

¿Has estado alguna vez a punto de morir?

No.

¿Matarías?

Quién sabe.

¿Qué consideras tu mayor logro?

Vuelvo a la pregunta primera: mantener las reservas de alegría.

¿Qué te hace dormir mal?

Duermo bastante bien, por suerte.

¿Qué canción o canciones te gustaría que sonaran en tu funeral?

Nunca lo he pensado. Me pongo a hacer la lista, por si acaso.

¿Dónde te gustaría estar ahora mismo?

Ahora mismo hace frío, así que en casa estoy bien.

¿Cuál es tu posesión más preciada?

El libro que estoy escribiendo. ¡Voy a guardar otra copia en el ordenador para que no se borre!

¿Cómo te gustaría ser recordada?

Por los propios, con una anécdota que haga reír. Por lo demás, no tengo ansias de trascendencia. No voy a estar para verlo.

¿Qué has hecho hoy?

Poca cosa. Es domingo. He desayunado y he leído un poco la prensa. He colgado la ropa de la lavadora que puse ayer y aquí estoy, acabando de contestar esta entrevista.

Noemí Sabugal

(Santa Lucía de Gordón, León, 1979) es autora de las novelas El asesinato de Sócrates, finalista del Premio de Novela Fernando Quiñones y elegida para representar a España en el XI Festival Europeo de Primera Novela de Budapest; Al acecho, ganadora del Premio de Novela Felipe Trigo; y Una chica sin suerte, sobre la cantante de blues Big Mama Thornton. Su último libro es el ensayo Hijos del carbón (Alfaguara) en el que se basa en sus recuerdos como hija y nieta de mineros para contar la vida en las cuencas mineras y narra sus viajes durante más de tres años por las zonas carboníferas de España. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, obtuvo el Premio de Periodismo de Castilla y León Francisco de Cossío por el reportaje De cruce de caminos a cruce de culturas, sobre la inmigración en el barrio leonés del Crucero.