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Centroamérica Cuenta
Centroamérica en el corazón de Barcelona
por
Finestres
28.09.2025

Este fin de semana, la Librería Finestres se ha convertido en la sede en Barcelona de Centroamérica Cuenta. Por primera vez, y en su quinta edición, este festival de literatura latinoamericana ha llegado a nuestra casa y hemos podido disfrutar de unas conversaciones enriquecedoras sobre la realidad de una región como Centroamérica. A través de las voces de autores y autoras de gran relevancia, hemos gozado de reflexiones sobre algunos de los temas clave para entender una realidad compleja y diversa desde la lingüística, la resistencia política y, por supuesto, la literatura.

Entre el viernes y el sábado, nos adentramos en seis conversaciones de uno a uno, estructuradas en tres sesiones diferentes.

En el primer encuentro, dinamizado por el periodista Xavi Ayén, la autora cubana Elaine Vilar Madruga, una de las voces jóvenes más provocadoras de su país, nos habló de su visión sobre el poder empático de la literatura: “Quiero creer que la literatura es una herramienta para comprender el dolor ajeno y empatizar con él”. Y añadió: “Si miramos más allá de nuestro privilegio, hay miles de formas en las que el mundo se está acabando cada día, y la literatura es como el instinto humano de supervivencia, es una herramienta de esperanza”.

A continuación, Leila Guerriero tomó la palabra. A través del libro La dificultad del fantasma, que escribió desde la Residencia Literaria Finestres siguiendo las huellas de Truman Capote en la Costa Brava, la cronista argentina nos habló apasionadamente sobre su método de trabajo, que consiste en una observación minuciosa, casi obsesiva, de la materia que está investigando. Guerriero también se explayó sobre su experiencia como residente en Sanià: “Es una maravilla, cualquiera que se quiera presentar a la convocatoria y ganarse ese mes allí va a ser feliz por el resto de su vida sólo conservando el combustible que se consume en ese sitio”.

La primera sesión del festival terminó en una sala abarrotada y con la calidez que supieron transmitir las dos autoras, cada una a su manera, a través de las conversaciones. Antes de marcharse, sin embargo, Vilar Madruga y Guerriero se sentaron en la mesa larga del Bar Watson para firmar libros a sus admiradores.

¿Puede la lengua alzarse como herramienta política? La segunda sesión del Festival Centroamérica Cuenta comenzó el sábado por la mañana, con la activista lingüística mixe Yásnaya Elena A. Gil, a quien pudimos recibir en Barcelona gracias a que se encuentra realizando una residencia en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB). En una conversación dinamizada por el crítico literario Ricardo Baixeras, profundizó en su trayectoria desde los inicios: “Me di cuenta de que no conocía cuántas vocales tenía mi lengua materna con la que hablaba con mi familia y con mi comunidad. Mi lengua sabía de mí, pero yo no conocía mi lengua. Ahora, suelo preguntar a las personas: ‘¿qué lengua habrías hablado si la violencia del estado no hubiera existido?’”, explicaba A. Gil. Un recorrido que la llevó a promover, junto con otras personas de la comunidad mixe, el Colectivo Mixe (Colmix), una red de colaboración indisciplinaria: “Nos dimos cuenta de que la Academia y la investigación no tienen por qué ser sinónimos. Y fundamos el Colmix, que promueve la lengua, la cultura y autonomía del pueblo mixe. Entendemos la lengua como un elemento cognitivo, no como parte del folclore. Una lengua nos permite entender la realidad a través de su morfología. Por ejemplo, define la manera en que se entiende el tiempo. En castellano puedes saber, por la morfología, si algo ocurre en presente, pasado o futuro. En cambio, la morfología de la lengua mixe no responde al tiempo. Responde al aspecto, a la relación que se establece entre dos eventos”.

No se puede hablar de Latinoamérica sin hablar de las tensiones históricas provocadas por el colonialismo y de las desigualdades que ha generado su perpetuación. Arnoldo Gálvez Suárez, autor guatemalteco que tomó el relevo en la segunda conversación de la sesión, partió del proceso de creación de su obra La era glacial, en la que dos hombres marcados por la enfermedad y el dolor se encuentran por última vez. Una historia inspirada en la reacción popular que generó el asesinato del cantautor argentino Facundo Cabral en Guatemala, que “cantaba sobre amor, paz y Jesús, y cuya muerte parecía surrealista”, ya que no era el objetivo del asesino, sino que su muerte fue un error de cálculo. De ahí nació la idea para contar una historia de ficción, inevitable y confesamente influenciada por el relato cinematográfico. Una historia que habla, de alguna manera, sobre “fracasar frente a las historias que nos contamos a nosotros mismos”.

Aun así, Gálvez Suárez también reivindicó que “en Centroamérica, nuestra convivencia con la violencia es casi cotidiana, parece que los autores casi estamos obligados a escribir sobre ello. Pero eso no es verdad; las múltiples caras del mal son una de las exploraciones literarias primordiales de todos los autores. Yo me resisto a asociar la violencia con la identidad centroamericana”.

Tras una pausa al mediodía, iniciamos la última sesión de esta edición de Centroamérica Cuenta que hemos acogido en la Librería Finestres. En este caso, la periodista Anna Maria Iglesia fue la encargada de guiar la conversación, con un cambio de último minuto: Carlos Dada y Nona Fernández, que debían ofrecer dos conversaciones por separado, decidieron hablar juntos. El motivo, explicaron los autores, es que sus aproximaciones al trabajo que realizan son similares en tanto que ambos trabajan con la realidad: Dada denunciando el presente, y Fernández analizando el pasado para repensar el futuro.

Carlos Dada, periodista reconocido por sus investigaciones sobre crimen organizado, corrupción y violencia, se centró sobre todo en los hechos que conoce en primera persona: la realidad de El Salvador actual: “La libertad de pensamiento, el debate público y los límites al poder, que son la esencia de nuestras sociedades democráticas, ya no existen en mi país. ¿Cuál es nuestra obligación, como periodistas, ante eso?”

Dada denunció que, en estos mismos momentos, se está gestando una dictadura en El Salvador: “Hemos vuelto a tener presos políticos, la oposición política está presa o exiliada, el periodismo está exiliado, todo El Faro [el diario que dirige Dada] está exiliado, ya no se admiten voces críticas”.

Nona Fernández explicó que, para ella, la literatura tiene el deber de ser lo más libre posible y de contar las cosas que no se pueden entender: “La realidad es tan abrumadora que a veces necesitamos la ficción para ordenarla y comprenderla. El trabajo literario debe utilizar la imaginación, no para escapar, sino para plantear alternativas”.

Como autora preocupada por el impacto que tiene la memoria, tanto histórica como personal, en lo que ocurre en el presente, Nona Fernández afirmó que “Las situaciones nunca vienen de la nada. La historia es algo que nos desborda completamente, que no sabemos cuándo empezó y no sabemos cuándo va a terminar, pero por lo menos, en la parcela de tiempo que nos toca, intentemos tener algo de conciencia”.

Hacía semanas que esperábamos esta primera edición de Centroamérica Cuenta en Barcelona. Claudia Neira Bermúdez, directora del festival, pone en valor la colaboración: “Para nosotros es fundamental trabajar en alianzas y relaciones con toda la gente del ecosistema del libro. Es un placer estar en esta casa tan maravillosa y estar tan bien acogidos por el público, la calidez ha sido grandiosa. Ojalá sea la primera de muchas paradas del Festival Centroamérica Cuenta”.

Desde Librería Finestres damos las gracias a todos y todas las participantes, al público que ha pasado a disfrutar de este festival memorable y a todas las entidades que han colaborado para hacerlo posible. ¡Esperamos que sea la primera vez de muchas!