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Este año la encargada de decorar nuestros escaparates ha sido Natalia Zaratiegui, con una obra que mezcla humor y crítica para hacernos reflexionar sobre el consumo y las contradicciones propias de la Navidad. Esta ilustración acompañará un villancico escrito por la poeta Sònia Moll, en la postal que cada año, por esta época, repartimos en Llibreria Finestres como obsequio para felicitar las fiestas. Hemos entrevistado a Natalia para profundizar en el significado y en el proceso creativo de esta original ilustración.

¿Cómo surgió esta idea como ilustración de Navidad?

Después de las primeras conversaciones con Sonia Moll. Buscaba una imagen que pudiera representar algo que nos parecía importante: visualizar de forma metafórica algunas de las contradicciones que se acentúan durante la Navidad. Para ello pensé en la imagen del árbol navideño y el bosque talado, en cómo somos capaces de actuar sin pensar en las consecuencias, simplemente respondiendo a nuestros deseos, la costumbre o la apariencia. También me permitía reflexionar sobre aquello que vemos y lo que no vemos durante estas fechas. Para la postal dibujé una tira en la que un personaje tala un árbol para colocarlo adornado a pocos metros junto a su casa, una situación absurda que me permitía hacer una referencia en clave de humor a nuestra parte menos amable como humanos.

En esta obra encontramos humor, pero también una buena dosis de crítica al consumismo propio de estas fechas. ¿Cómo consigues equilibrar estos dos aspectos?

No lo hago voluntariamente. Algunas veces, ante los temas graves o importantes, el humor aparece de forma natural, no sólo en mis dibujos. Supongo que para mí es una manera de esquivar el pozo. El humor puede ser mucho más serio de lo que parece.

El bosque que has dibujado parece un espejo de nuestro mundo. ¿Qué reacción quieres provocar en la gente?

Cada año las campañas de Navidad empiezan antes. Durante más de un mes recibimos un exceso de información que nos sumerge en un imaginario muy concreto, nos anima a consumir constantemente y a vivir las fiestas de una determinada manera. Supongo que lo que me gustaría comunicar es un mensaje distinto, que nos invite a pensar sobre cómo vivimos esta época del año y a no olvidarnos del mundo. Algo así como: ‘que los árboles no nos impidan ver el bosque’.

¿Hay algún detalle de la ilustración que sea especial para ti o que esconda una historia?

Todos los escaparates forman parte de una historia, pero cada uno puede leerse por separado. La acción comienza en un bosque. Los leñadores van a talarlo para conseguir árboles de Navidad. Unos personajes navideños huyen junto con los animales. Mientras, un Papá Noel reparte regalos en drones. Un niño desenvuelve un paquete y resulta ser un hacha. Dentro de esa historia hay algunos gags o microhistorias, y la iconografía navideña aparece un poco alterada.

¿Cómo es tu proceso creativo?

 Charlar, caminar, dibujar…Con y sin música, no necesariamente en ese orden.

Sònia Moll ha sido la poeta encargada de escribir la nadala que acompaña la ilustración. ¿Ha influido su trabajo en el tuyo?

Ha sido estupendo conocer a Sonia. Desde el primer momento nos entendimos muy bien y compartimos nuestras impresiones sobre la Navidad, sobre cómo el origen y el propósito de las fiestas se ha dispersado en pro de costumbres que tienen más que ver con el consumo que con la propia tradición. Coincidimos en que, durante esta época del año, se nos dirige intencionadamente la mirada, intentando tapar todo lo que nos resulta desagradable o conflictivo mediante el exceso, el brilli brilli y el consumo. Sonia y yo nos quedamos con la idea de distorsionar la iconografía navideña y de visibilizar esa incoherencia. Creo que ambas hemos intentado mostrar el fruto de aquellas conversaciones a nuestra manera.

¿Cuáles son tus influencias como ilustradora?

Son muchísimos los ilustradores, artistas y personas en general que quiero y admiro. Para mí es tan importante ir a tomar algo, dar un paseo o tener una buena conversación como ver una exposición, ir a un concierto o leer un libro.

Y, para terminar, ¿cómo sería tu Navidad ideal, al margen de todo ese consumo y “brilli brilli”?

Soy muy fan de las celebraciones sin motivo. Celebrar con las personas queridas siempre es un buen plan, incluso en Navidad.